Cómo Superar la Muerte de un Hijo

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Cómo Superar la Muerte de un Hijo

La pérdida de un hijo es uno de los acontecimientos más dolorosos que a una madre y a un padre les puede suceder. En su pérdida no hay consuelo, no hay palabras que puedan decirte que puedan ayudar a paliar el dolor que sienten. El proceso para superar su pérdida y poder seguir adelante implicará dolor y la única forma de superar este dolor es poder sentirlo, entenderlo y aceptarlo, para poder seguir conduciendo tu vida, porque tu vida seguirá estando aquí. Por este motivo, en este artículo queremos ofrecerte toda la ayuda que esté en nuestras manos para ayudarte a poder recuperar el equilibrio entre el pasado, que deberá ser siempre recordado y el futuro que te espera por delante.

La Pérdida de un Hijo

La pérdida de un hijo es uno de los acontecimientos vitales más estresantes y con más impacto emocional y personal que una persona puede sufrir. Frente a esta pérdida, se interrumpen todas nuestras proyecciones hacia el futuro esperado y se produce un desequilibrio en nuestra vida. Todas las expectativas que teníamos acerca de nuestra vida cambian con la pérdida de un hijo. Además de ello, aparecen reacciones emocionales muy intensas, tales como la tristeza, la culpa, la rabia y el miedo. A continuación veremos cómo afrontar la muerte de un hijo.

Cómo Superar la Muerte de un Hijo

¿Cómo superar la pérdida de un hijo? Superar la muerte de un hijo debe pasar por un proceso de duelo natural y será necesario comprender la complejidad del duelo, sus etapas y las reacciones emocionales implícitas en él. Ante ello, la superación del duelo deberá pasar por la aceptación de las circunstancias, la creación de nuevas proyecciones de futuro y la estabilización de los sentimientos intensos producidos por la pérdida. A continuación se explican las fases o etapas del duelo que se deberá pasar.

Aceptación

La primera dificultad que deben afrontar los padres que han sufrido la pérdida de un hijo, es su aceptación, la realidad de la pérdida. Aceptar la muerte de un hijo puede suponer una gran dificultad y tiende a provocar sensaciones sobre que la pérdida no es real. En esta etapa del proceso de duelo, los padres deben tomar conciencia de la irreversibilidad de la pérdida, logrando una aceptación tanto intelectual como emocional, la cual puede resultar muy compleja.

En el proceso de aceptación es muy frecuente la aparición de los “por qué” y en muchos duelos no tan complejos, buscar un hipotético por qué puede resultar conciliador, aunque este se aleje de la realidad. En este caso, ante dicha pregunta no existe respuesta convincente que ayude a disminuir los dolorosos sentimientos, no existe respuesta que pueda ser satisfactoria. Frente a ello, también deberá aceptarse el no poder dar respuesta a estos interrogantes y será necesario reflexionar si la respuesta a esta pregunta ayudaría a paliar tu dolor.

Trabajo de las Emociones y del Dolor

Para poder enfrentarse al dolor de la pérdida, será necesario un trabajo con las emociones que esta ha suscitado. Frente a la pérdida se experimentan sentimientos con mucha intensidad, como la tristeza, la culpa, la ansiedad, el miedo y la ira o la rabia, entre otros:

Tristeza: la tristeza permanecerá a tu lado durante mucho tiempo, aparecerá en todas partes y te invadirá en muchos momentos. Evitar la tristeza no será una señal de superación, al contrario, la tristeza no debe ser evitada, ni escondida ni ignorada, pues si se fuerza a evitarla, tarde o temprano volverá a aparecer. La tristeza es un sentimiento inevitable ante la muerte de un hijo y se debe hacer frente a este dolor. Frente a ello, permítete expresar todo el dolor que sientas, llora la pérdida, desahógate, no por ello el dolor se hará más intenso, al contrario.

Culpa: ¿por qué no actué diferente, cómo no me di cuenta, cómo pude dejar que pasara, por qué no le dije,…? Infinidad de preguntas invadirán tu mente y aparecerá la culpa, una culpa que guarda relación con el hecho de seguir vivo mientras una persona tan importante para ti ha fallecido, pero esta realidad no puede cambiarse y por ello, el sufrimiento vivido es ya demasiado grande como para añadir la carga de la culpa, el autorreproche y la autodesaprobación. Por otro lado, a medida que avance el proceso de duelo, será normal que experimentes culpa en aquellos días que te sientas mejor, pero tu alegría no es una traición a tu hijo, permítete sentir los buenos momentos, del mismo modo que das paso a los malos.

La ira o la rabia: experimentar sentimientos de ira es normal, forma parte del dolor experimentado ante la pérdida de un hijo. La ira tiende a estar relacionada a la irreversibilidad de la pérdida, por no poder cambiar las cosas y puede situarse en uno mismo o en los demás. Ello no significa que tu carácter sea distinto o que seas mala persona, pues has sufrido una circunstancia que es abrumadora y es normal experimentar todo tipo de emociones. Los sentimientos de rabia te ayudaran a expresar tus frustraciones y estos deben ser aceptados y canalizados.

Ansiedad: los sentimientos de ansiedad tienden a ser más presentes en el inicio del proceso, cuando la aceptación no está presente, pues la ansiedad aparece cuando la figura de apego está temporalmente ausente, pero cuando esta ausencia se mantiene de forma permanente, la ansiedad se transforma en dolor.

    Miedo: sentir miedo ante estas circunstancias es una emoción totalmente normal, pues todas las expectativas de futuro que habías ideado se han desvanecido con la pérdida y el futuro reside incierto.

En esta fase es muy importante reconocer y hacer frente al dolor, sentirlo y expresarlo. Cualquier pérdida con una persona con la que se mantenía un vínculo afectivo comportará dolor, aunque este aparezca de distintas formas e intensidades y se exprese diferente en las diferentes personas.

Adaptación a un Nuevo Futuro

El fallecimiento de un hijo comportará un replanteamiento de toda nuestra vida, supone un cambio de todos los planes de futuro y expectativas esperadas y ante ello, debemos adaptarnos a esta nueva situación. Una vez la persona ha podido aceptar la pérdida y ha logrado comprender, expresar y estabilizar sus emociones, deberá embarcarse en el camino de reorganizar su vida y tratar de volver a la normalidad, consiguiendo un equilibrio entre aquello que ya tenía y ante el futuro que le espera. La persona deberá reajustar su vida de forma adaptativa hacia un mundo nuevo, sin dejar de olvidar el pasado, pero manteniendo la atención en cómo será la vida a partir de ahora.

¿Cómo superar la muerte de un hijo único? La adaptación a un futuro nuevo será necesaria en todas las pérdidas, pues dará igual si la pérdida ha sido de un hijo único o en una familia con más hijos, pues las expectativas del futuro cambian en ambos casos con la pérdida y ante ambas será necesario pasar por los tres procesos: aceptación, trabajo con las emociones y la proyección hacia el futuro.

Finalmente, con el paso del tiempo la familia logrará recolocar emocionalmente al hijo fallecido, logrando vivir sin él y debemos tener presente que aunque la pérdida se supere, habrá muchos momentos donde los sentimientos volverán a aflorar intensamente, como podría ser en los cumpleaños. El duelo es un largo proceso y puede comportar muchas recaídas y frente a ellas, deberá volverse a trabajar.

Cómo Superar la Pérdida de un Bebé en el Vientre

¿Cómo superar la muerte de un hijo no nacido? La pérdida de un bebé en el vientre puede suponer el mismo dolor que el fallecimiento de un hijo con más edad. Muchas personas tienden a pensar que por el hecho de que el bebé no hubiera nacido, el vínculo no es existente y frente a ello están muy equivocados. El vínculo emocional de los padres con el bebé por nacer, se establece a las pocas semanas de ser concebido. Frente a este vínculo se configuran un conjunto de expectativas sobre cómo será el bebé, qué le van a tener preparado, cómo querrán educarle,… toda un vida gira ya entorno al bebé antes de que este nazca y por ello, la superación de su duelo deberá pasar por los mismos procesos que la pérdida de un hijo mayor, porque el bebé ya ocupa un gran espacio emocional en la mente de sus padres antes de nacer.

Cómo Superar la Muerte de un Hijo Recién Nacido

¿Cómo superar la muerte de un bebé? Del mismo modo que tiende a minimizarse socialmente la pérdida de un hijo en el vientre, a la pérdida de un recién nacido no se le atribuye la misma importancia que a la pérdida de un hijo con mayor edad. Sin embargo, como comentábamos previamente, el vínculo con el hijo se había establecido ya antes de nacer y con él grandes expectativas. Además de ello, en esta pérdida se añade un vacío enorme, pues tras su espera, tras todos los preparativos para el día de su llegada, todas las energías y el tiempo destinado a que cuando llegara tuviera todo lo que necesitaba, de repente se desvanecen y los padres se encuentran solos de nuevo, después de haber sostenido a su bebé en brazos. Ante ello, además de una inmensa impotencia, se experimentan todos los sentimientos relacionados a la pérdida y los procesos de su superación deberán ser los mismos.

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