Consejos para ayudar a tu hijo a que no sea tan rígido

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Consejos para ayudar a tu hijo a que no sea tan rígido

No hay dos niños iguales. Tampoco dos entornos iguales. Y ni el carácter ni las circunstancias son elementos estáticos; ambas cambian y se alimentan una a la otra. Con esto queremos decir que no existen niños rígidos o excesivamente perfeccionistas de nacimiento, por mucho que puedan ser más o menos predispuestos a ello.

Se hacen en función de los modelos de conducta que ven a su alrededor y de la educación y herramientas que se les brinda en su entorno familiar.

Esto no quiere decir que construyamos niños rudos, los adultos que los criamos y educamos, pero si somos en buena medida responsables de ello.

Nivel de exigencia y perfeccionismo

La rigidez, según los especialistas, tiene que ver con el perfeccionismo, que no siempre es una cualidad positiva para uno mismo. Mal entendido, o llevado al extremo, puede generar en problemas emocionales de conducta por la dificultad para tolerar la frustración que conlleva. Además, esto se une a la dificultad en la niñez para aprender a tener paciencia, a calmarse y recobrar el equilibrio ante una decepción, ya sea con uno mismo o con otra persona.

Por todo ello, y pese a que con la madurez este tipo de hábitos se pueden adquirir y, en consecuencia, tendemos a reducir la rigidez, es importante trabajar con nuestros hijos para ayudarles a gestionar mejor su propio nivel de exigencia y su inmovilismo, en caso de que lo muestre.

Aprender a gestionar el fracaso

Para ello, no suele ser eficaz, explican los psicólogos, los comentarios que más solemos utilizar los adultos con los niños rígidos que se enfrentan a una decepción: “la próxima vez lo conseguirás”, “no pasa nada si no lo haces bien o no lo consigues”, etcétera. No son intentos negativos, y se hacen además con la mejor de las intenciones, pero la mayoría de las veces son insuficientes para quienes los escuchan. Es mucho más eficaz hacerles ver que entiendes lo que supone para ellos esa decepción.

Trabajar las metas

También es importante trabajar con ellos las metas. No solo hacerles ver que hay un punto en el que ser ambicioso y exigente con uno mismo puede tener un impacto negativo, sobre todo si los objetivos que nos ponemos son demasiado ambiciosos. Ayudarles a encontrar ese equilibrio justo donde ser exigente con uno mismo es un motor muy beneficioso para el desarrollo individual, tratando de hacerles ver que el error es uno de los mejores métodos de aprendizaje. 

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