Cuando el Niño Adoptado Quiere Conocer a sus Padres Biológicos

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Cuando el Niño Adoptado Quiere Conocer a sus Padres Biológicos

Llega un momento en la vida de todo niño adoptado en el que las preguntas sobre sus orígenes son obligatorias. Este momento y la forma de abordarlo va a depender siempre de dos cosas: de las propias características del niño (su personalidad) y de la actitud de los padres hacia la adopción.

Cuando hablamos de las características del niño nos referimos a su curiosidad, a su necesidad de saber, a si fue adoptado de bebé o como un niño más mayor, a si tiene recuerdos de su familia biológica y al tipo de recuerdos, es decir, si son agradables o no. Pero, ¿qué deben hacer los padres ante esta situación?

Que lo Sepa Desde el Primer Momento

Sobre a la actitud de los padres distinguimos entre las familias que hablan abiertamente del asunto o aquellos padres para los que el tema es tabú, bien porque creen que es doloroso para el niño bien porque es doloroso para ellos mismos.

Lo ideal es que nuestro hijo sepa que es adoptado desde el primer momento y que se hablé con naturalidad del día que llegó, de su país de origen si proviene de una adopción internacional. Aquí van algunos consejos para que los padres traten este asunto:

– Que no tratemos de ocultarle su historia porque forma parte de él, de su identidad e igual que nos ocurre a todos, no puede desligarse de ella.

– Como padres no debemos sentirnos mal, ni culpabilizarnos porque quiera buscar sus orígenes. Que nuestro hijo desee conocer a su familia biológica no significa que lo hayamos hecho mal como padres o que nos vaya a dejar de querer para irse con ellos; significa que él tiene unas necesidades suyas, propias y personales, que debe satisfacer para poder avanzar como persona.

– Es importante que la información que se dé al niño esté adaptada a su edad aunque siempre debe ser real y enfocada desde un profundo respeto a sus padres biológicos. Debemos hacer hincapié en que su familia biológica sí que le quiere y sí que le han querido pero que, por muchas razones de mayores, no han podido cuidarle bien y han preferido que viviese con nosotros, que nos encargásemos de educarle, ya que tenían una situación complicada. Y cuando no sepamos responder a alguna de sus preguntas, debemos decírselo también con toda naturalidad y sin mentir ya que eso nos alejará de nuestro hijo.

– Es probable que casi no conozcamos información sobre la familia biológica del niño, pero no hace falta ser muy listo para saber que su situación no ha tenido que ser fácil y que su realidad ser difícil de asumir. Por ello, es importante que, cuando nuestro hijo plantee conocer a su familia biológica nos preguntemos si tiene la madurez suficiente para enfrentarse a esa realidad y si va a ser capaz de comprenderla ya que en muchos casos los niños idealizan a sus familias biológicas. Pero no debemos oponernos nunca a que emprenda la búsqueda; de hecho, deberíamos insistirle en que cuente con nosotros para ello porque podemos ayudarle a gestionar los acontecimientos y a establecer un momento en el que comenzar con ese proceso, como por ejemplo la mayoría de edad, para tranquilizarle garantizando que es algo que ocurrirá pero asegurándonos que sea en un momento en el que nuestro hijo esté preparado.

Quizá sea un tema doloroso para nosotros como padres, pero debemos estar ahí para ayudarle en ese trance tan significativo para él. Y si tenemos dudas sobre cómo enfrentarlo, una buena idea es pedir ayuda a un profesional experto para que nos asesore cómo proceder en nuestro caso particular.

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